Hoy, tal vez, la desleal presión pueda con Cayo Lara, y con otros, pero Garzón, entonces, no será la solución. Aunque consiga el mando por el que tanto ha trabajado, demasiado. Por el que tanto, demasiado, ha empujado.
Allá quien abandonó su conciencia y a la mayoría trabajadora en ese proceso, y que ahoga su malestar bebiendo de las deficiencias y de los errores del pasado del que se marginó. Allá esos que metabolizan en la izquierda las ideas burguesas con que se formaron en las universidades y que, desde esas orillas del culto decir, creen o no se creen pero nos invitan a avanzar en esta sociedad de vigas podridas y suelos contaminados dentro de un globo de cristal por encima del bien y del mal para preservar la pureza.
No se reproche nunca, ni se desprecie, aunque se equivocaran en algunos pasos de su andadura, a aquellos hombres y mujeres que nunca dejaron,ni dejan, a pesar de las vicisitudes de su propia vida, de sumergirse en las necesidades de lamayoría trabajadora, esforzándose porconvencerla de la necesidad de luchar para solucionar los problemas juntos. Saben mucho.Porque eso no es fácil ni cómodo, y a vecesdesalentador y doloroso cuando el trabajador tarda en entenderlo o el compañero te abandonao el oportunista te repele. Aquí nadie nace sabido ni madura en la pureza, aunque se ponga la más impoluta de sus blancas camisas.
Pienso de la Izquierda es como el amor; es una entrega de lo mejor de uno al otro, al semejante colectivo, que enciende el corazón para alumbrar la cabeza. Tiene sus momentos de pasión queprende las entrañas, otros de desilusión que enfrían la sangre, pero el amor ahí, renovando la vida.
No es de fiar el que no llama a luchar junto con la clase trabajadora por la Libertad y soloreclama la firma, la audiencia, el apoyo, el voto, para medidas de color que promete llevar a cabo, desde su perfección verbal.
No es de fiar quien, desde propuestas de mejora no enfoca la causa real y profunda del mal, cuando casi todo lo que hoy nos pasa proviene de la estructura capitalista de la sociedad; esta evoluciona en el sentido que ahora sufrimos y la evolución no da saltos atrás. Las mejoras, de no dirigirlas hacia la estructura y las fundaciones del capitalismo, o no duran o los poderes recuperan lo concedido con un recorte en otra fuente de nuestra supervivencia. Lo que no quiere decir que haya que ir a por todo de golpe, sin incidiren las coyunturas y realidades a veces muy cruzadas que configuran el día a día y darles respuestas, pero eso: siempre con la mirada puesta en ese todo a conquistar.
Dijo algo muy sabio el gran Bertolt Brecht, comunista él,: “¿De qué sirve la verdad sobre el fascismo si no se dice nada del capitalismo que lo origina?”
Ahora mucho se dice del mal en que nos han metido, mucho se denuncia lo que todos vemos y vivimos, que nos encabrona. Pero lo que hay que saber es quién y sobre todo por qué y para qué nos lo han metido. Quien no sabe eso da palos de ciego. No hay más que ver una tertulia sobre los desahucios. Unos más virulentos y otros menos, ninguno dice que los aprueba pero, ay, cuando se trata de ver las causas reales, una tras otra, hasta el fondo, ay, ahí llega una cohorte de tertulianos para enredar cosas fáciles con una complicación inextricable que deja la solución en una gran confusión. Entonces nos fiamos del que más nos gusta, del que mejor nos habla, del que mejor denuncia, del que tiene una expresión máslinda o más sincera y honrada en sus salidas en tele. La cosmética, el marketing y ese olor a multitudes.
La Izquierda no está para repartir mejor la pobreza ni para la indignidad del subsidio en regalo, o la caridad-mendicidad. La Izquierda está para el derecho de lo que es debido, para la dignidad del trabajo y eliminar el desempleo porque hay mucha necesidad no cubierta en este mundo. La Izquierda está para conquistar la riqueza para los trabajadores que la producen, sean ingenieros o carpinteros, sin complejos de inferioridad ni pretenciosas sensaciones de superioridad porque cada uno pertenece a una cadena de eslabones dignos y necesarios. El orgullo de uno en el desempeño del trabajo para el que está preparado o desee prepararse, essaberse imprescindible en esa cadena, porque cubre una necesidad de todos.
Esa es la unidad, la unidad de clase, y la dignidad a alcanzar. Vencerá la Izquierda cuando los trabajadores de toda esa cadena, de todos lo niveles de una empresa entiendan que todos ellos son perfectamente capaces de llevar a cabo la finalidad de la empresa, sin que ésta tenga que ser de un particular por un simple titulo de propiedad por el que se concede a si mismo el derecho de apropiarse del valor de lo que producen sus asalariados, una vez que les abona lo pactado. Cuando eso se entienda, se entienda que ese titulo de propiedad sobra, lo fastidia y pervierte todo, entonces habremos ganado; nada, ningún medio de manipulación de la mente y la conciencia, ningún aparato de dominación podrá vencer la fuerza enorme de esa idea de clase porque será de casi toda la sociedad. Tan enorme es esa fuerza que todo emplean los titulares de la propiedad para que no cuaje en la mente. Esa es y no otra es la propiedad que hay que abolir, no la caricatura que hacen -¡roba vacas!- para confundir a la gente con el temor de perder lo suyo, lo que se ha dignamente ganado, y separarla de la Izquierda.
A eso está ya –a trancas y barrancas- y estará la acción del PCE y de IU, y por eso mi apoyo. Lo de Podemos, lamentablemente, tiene otra clave, bastante menos clara. ¡Que más quisiera que no fuera así! Tampoco quien lo lidera se hubiera negado a integrarse en la lucha de IU y PCE donde, seguro, se habrían abierto los brazos para un gran abrazo. Por eso también deseo, espero, que la Izquierda se despoje cuanto antes de esa fuerte presión que ahora la sacude por dentro, desequilibra y coarta, empujándola hacia un camino que no es el suyo, donde agonizaría. Cenizas caerían sobre nuestras esperanzas.
No se reproche nunca, ni se desprecie, aunque se equivocaran en algunos pasos de su andadura, a aquellos hombres y mujeres que nunca dejaron,ni dejan, a pesar de las vicisitudes de su propia vida, de sumergirse en las necesidades de lamayoría trabajadora, esforzándose porconvencerla de la necesidad de luchar para solucionar los problemas juntos. Saben mucho.Porque eso no es fácil ni cómodo, y a vecesdesalentador y doloroso cuando el trabajador tarda en entenderlo o el compañero te abandonao el oportunista te repele. Aquí nadie nace sabido ni madura en la pureza, aunque se ponga la más impoluta de sus blancas camisas.
Pienso de la Izquierda es como el amor; es una entrega de lo mejor de uno al otro, al semejante colectivo, que enciende el corazón para alumbrar la cabeza. Tiene sus momentos de pasión queprende las entrañas, otros de desilusión que enfrían la sangre, pero el amor ahí, renovando la vida.
No es de fiar el que no llama a luchar junto con la clase trabajadora por la Libertad y soloreclama la firma, la audiencia, el apoyo, el voto, para medidas de color que promete llevar a cabo, desde su perfección verbal.
No es de fiar quien, desde propuestas de mejora no enfoca la causa real y profunda del mal, cuando casi todo lo que hoy nos pasa proviene de la estructura capitalista de la sociedad; esta evoluciona en el sentido que ahora sufrimos y la evolución no da saltos atrás. Las mejoras, de no dirigirlas hacia la estructura y las fundaciones del capitalismo, o no duran o los poderes recuperan lo concedido con un recorte en otra fuente de nuestra supervivencia. Lo que no quiere decir que haya que ir a por todo de golpe, sin incidiren las coyunturas y realidades a veces muy cruzadas que configuran el día a día y darles respuestas, pero eso: siempre con la mirada puesta en ese todo a conquistar.
Dijo algo muy sabio el gran Bertolt Brecht, comunista él,: “¿De qué sirve la verdad sobre el fascismo si no se dice nada del capitalismo que lo origina?”
Ahora mucho se dice del mal en que nos han metido, mucho se denuncia lo que todos vemos y vivimos, que nos encabrona. Pero lo que hay que saber es quién y sobre todo por qué y para qué nos lo han metido. Quien no sabe eso da palos de ciego. No hay más que ver una tertulia sobre los desahucios. Unos más virulentos y otros menos, ninguno dice que los aprueba pero, ay, cuando se trata de ver las causas reales, una tras otra, hasta el fondo, ay, ahí llega una cohorte de tertulianos para enredar cosas fáciles con una complicación inextricable que deja la solución en una gran confusión. Entonces nos fiamos del que más nos gusta, del que mejor nos habla, del que mejor denuncia, del que tiene una expresión máslinda o más sincera y honrada en sus salidas en tele. La cosmética, el marketing y ese olor a multitudes.
La Izquierda no está para repartir mejor la pobreza ni para la indignidad del subsidio en regalo, o la caridad-mendicidad. La Izquierda está para el derecho de lo que es debido, para la dignidad del trabajo y eliminar el desempleo porque hay mucha necesidad no cubierta en este mundo. La Izquierda está para conquistar la riqueza para los trabajadores que la producen, sean ingenieros o carpinteros, sin complejos de inferioridad ni pretenciosas sensaciones de superioridad porque cada uno pertenece a una cadena de eslabones dignos y necesarios. El orgullo de uno en el desempeño del trabajo para el que está preparado o desee prepararse, essaberse imprescindible en esa cadena, porque cubre una necesidad de todos.
Esa es la unidad, la unidad de clase, y la dignidad a alcanzar. Vencerá la Izquierda cuando los trabajadores de toda esa cadena, de todos lo niveles de una empresa entiendan que todos ellos son perfectamente capaces de llevar a cabo la finalidad de la empresa, sin que ésta tenga que ser de un particular por un simple titulo de propiedad por el que se concede a si mismo el derecho de apropiarse del valor de lo que producen sus asalariados, una vez que les abona lo pactado. Cuando eso se entienda, se entienda que ese titulo de propiedad sobra, lo fastidia y pervierte todo, entonces habremos ganado; nada, ningún medio de manipulación de la mente y la conciencia, ningún aparato de dominación podrá vencer la fuerza enorme de esa idea de clase porque será de casi toda la sociedad. Tan enorme es esa fuerza que todo emplean los titulares de la propiedad para que no cuaje en la mente. Esa es y no otra es la propiedad que hay que abolir, no la caricatura que hacen -¡roba vacas!- para confundir a la gente con el temor de perder lo suyo, lo que se ha dignamente ganado, y separarla de la Izquierda.
A eso está ya –a trancas y barrancas- y estará la acción del PCE y de IU, y por eso mi apoyo. Lo de Podemos, lamentablemente, tiene otra clave, bastante menos clara. ¡Que más quisiera que no fuera así! Tampoco quien lo lidera se hubiera negado a integrarse en la lucha de IU y PCE donde, seguro, se habrían abierto los brazos para un gran abrazo. Por eso también deseo, espero, que la Izquierda se despoje cuanto antes de esa fuerte presión que ahora la sacude por dentro, desequilibra y coarta, empujándola hacia un camino que no es el suyo, donde agonizaría. Cenizas caerían sobre nuestras esperanzas.
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